Saber combinar conocimiento ancestral y habilidades profesionales
Los principios sobre los que está construido el método de conocimiento que el tarot representa son muy antiguos. Sobre ellos hay una abundante literatura que podría llenar bibliotecas enteras. Es una suma de teoría y experiencias arrastradas hasta la actualidad de generación en generación por su capacidad para iluminar la vida cotidiana. Asimismo, y no menos importante, por conjuntar de forma armónica una mirada sabia sobre la esencia de las cosas, hoy en día podemos acudir a las consultas de tarot por teléfono para resolver dudas del día a día.
Cada tarotista se enfrenta diariamente a la tarea de actualizar y aplicar este bagaje filosófico en los casos concretos que se le presentan. El tarot deja de articularse en ideas y símbolos para materializarse en una sesión de tarot en vivo.
Sobre este particular la profesionalidad de cada tarotista resuelve de la mejor forma posible cada encuentro con sus clientes. No existen reglas universales establecidas. El gabinete de tarot es el dominio personal e intransferible de la tarotista que lo emplea de la mejor forma posible.
Nada puede ayudar más a una tarotista a cumplir su misión que ser escrupulosamente fiel a los fundamentos de la ciencia del tarot. Pero la representación material de la lectura de los símbolos asociados a cada arcano es producto de la creatividad y buen hacer de cada tarotista.
En el tarot por teléfono esta realidad práctica adquiere un significado más radical y profundo. El contacto entre tarotista con cliente está facilitado por medios técnicos que lo limitan. La tirada de cartas se da en la sede de la tarotista pero mediada la participación y concurso del cliente. La profesional solo debe ser un puente entre las preocupaciones y expectativas que asedian al cliente con el universo simbólico del tarot.
Las claves básicas de una sesión aplicables al tarot por teléfono
En primer lugar, se da una fase de presentación. Es la toma de contacto entre cliente y la tarotista donde se toman los datos más relevantes del cliente para que sean aplicados en la sesión. Son habituales las preguntas que no deben tener apariencia de interrogatorio o cuestionario. Al contrario, deben tener el frescor y naturalidad de una exposición clara sobre la realidad que hablaran las cartas.
En segundo lugar, se da una fase de enfoque sobre las incertidumbres que más acucian la vida del cliente. Es la parte más personal y donde la experiencia profesional con la vocación de servicio público más se pone de manifiesto. La habilidad para saber centrar los asuntos personales y la delicadeza al hacerlo son esenciales. La fluidez y el tono de la voz sustituyen toda una serie de mensajes que se lanzan corporalmente. Y en el caso, aunque queden ocultas al otro extremo por contacto telefónico, tienen otras vías para expresarse.
En tercer lugar, está la fase de la lectura de cartas. Esta es la más simple pues consiste en la tirada de cartas después de una mínima concentración y acomodo mental a lo que se va hacer. También es la que al estar parcialmente oculta al cliente puede perder más en una consulta de tarot por teléfono. Es un riesgo que debe compensar la tarotista con su experiencia y dotes sociales. Ha de saber hacer presente al cliente en una lectura donde la baraja de cartas revela las claves de su destino.
Por último, la fase que termina la sesión es la del discernimiento y la aplicación de símbolos de los arcanos al caso concreto que había planteado en las fases anteriores.
El tarot por teléfono es una posibilidad más de ejercitar una capacidad esencialmente humana: estar conectado con la conciencia de ser, buscar en la realidad presente las opciones más generadoras de bienestar y plenitud.
Una tarea inacabable pero que el tarot impulsa de modo constante.